Grand Theft Encyclopedia
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Sin resumen de edición
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Vercetti (con resaca) estaba hablando con un chico, contándole sus historias mientras el resto de presos intentaba no escucharle.
 
Vercetti (con resaca) estaba hablando con un chico, contándole sus historias mientras el resto de presos intentaba no escucharle.
   
'''Vercetti''': Y eso es, chico, allí en Vietnam follábamos como cabrones. Esas putitas de allí estaban que te cagas, había una que se llamaba Co y nosotros la apodábamos la Reina Chup-Chup. No puedes ni imaginar lo bien que se le daba y claro, todos estábamos la mar de contentos hasta que un gilipollas le dijo a su madre lo que pasaba, por lo que hubo una movida con la prensa civil. El oficial, claro, no se puso muy contento y les prohibió la entrada a la base. Entonces, fuimos a un bar, nos emborrachamos todos y acabamos en el primer prostíbulo que vimos, nos trincamos a todas y contrajimpos la gonorrea, y demás.
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'''Vercetti''': Y eso es, chico, allí en Vietnam follábamos como cabrones. Esas putitas de allí estaban que te cagas, había una que se llamaba Co y nosotros la apodábamos la Reina Chup-Chup. No puedes ni imaginar lo bien que se le daba y claro, todos estábamos la mar de contentos hasta que un gilipollas le dijo a su madre lo que pasaba, por lo que hubo una movida con la prensa civil. El oficial, claro, no se puso muy contento y les prohibió la entrada a la base. Entonces, fuimos a un bar, nos emborrachamos todos y acabamos en el primer prostíbulo que vimos, nos trincamos a todas y contrajimos la gonorrea, y demás.
   
 
Un hombre de tamaño colosal se acerca a Vercetti: Oye, tú. Deja de intentar sorprender al chaval con tus historietas. A nadie le importa lo más mínimo tus historias de guerra.
 
Un hombre de tamaño colosal se acerca a Vercetti: Oye, tú. Deja de intentar sorprender al chaval con tus historietas. A nadie le importa lo más mínimo tus historias de guerra.
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Vercetti se levanta y le encara: ¿Quieres pelea, relleno de jamón? Con lo gordo que eres aún no consigo entender que quepamos todos aquí.
 
Vercetti se levanta y le encara: ¿Quieres pelea, relleno de jamón? Con lo gordo que eres aún no consigo entender que quepamos todos aquí.
   
El hombre reaccionó tratando de golpear a Vercetti, pero éste se defendió esquivando el puñetazo por el interior para noquearlo después de un gancho en la cara. Aquel hombre tenía la nariz rota, con furia se abalanzó sobre Vercetti, pero éste fue más ágil y le acertó de una patada en los órganos genitales, haciendo que aquel hombre se agachara. Vercetti le propinó un rodillazo en la cara, para después, dirigirla a los barrotes de hierro, dejándo al hombre inconsciente. Todos en la celda miraron expectantes a Vercetti, que se dirigió otra vez al chaval.
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El hombre reaccionó tratando de golpear a Vercetti, pero éste se defendió esquivando el puñetazo por el interior para noquearlo después de un gancho en la cara. Aquel hombre, que tenía la nariz rota, con furia se abalanzó sobre Vercetti, pero éste fue más ágil y le acertó de una patada en los órganos genitales, haciendo que aquel hombre se agachara. Vercetti le propinó un rodillazo en el rostro, para después, dirigirlo a los barrotes de hierro, dejándo al hombre inconsciente. Todos en la celda miraron expectantes a Vercetti, que se dirigió otra vez al chaval.
   
 
'''Vercetti''': Bueno, ¿qué estaba yo contando?
 
'''Vercetti''': Bueno, ¿qué estaba yo contando?
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'''Chaval''': ¿Por qué se metió en el ejército?
 
'''Chaval''': ¿Por qué se metió en el ejército?
   
'''Vercetti''': Todo comenzó hace mucho tiempo. Tendría yo 10 años.
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'''Vercetti''': Todo comenzó hace mucho tiempo. Tendría yo 10 años. No tendría sentido contar mi experiencia en Vietnam si antes no cuento cómo acabé allí.
   
 
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Revisión del 14:51 24 abr 2010


Me llamo Thomas Vercetti. He matado gente de todas las formas posibles y por todos los motivos posibles. He combatido codo con codo con mi país, he realizado crímenes por dinero y me he quitado gente de en medio por poder. Tengo muchas historias que contar, y una de ellas, fue mi largo servicio en Vietnam, desde mis 17 hasta los 19.


Capítulo Primero

Fecha: 1987. Lugar: Celdas de la comisaría de Ocean Beach, Vice City.

Vercetti (con resaca) estaba hablando con un chico, contándole sus historias mientras el resto de presos intentaba no escucharle.

Vercetti: Y eso es, chico, allí en Vietnam follábamos como cabrones. Esas putitas de allí estaban que te cagas, había una que se llamaba Co y nosotros la apodábamos la Reina Chup-Chup. No puedes ni imaginar lo bien que se le daba y claro, todos estábamos la mar de contentos hasta que un gilipollas le dijo a su madre lo que pasaba, por lo que hubo una movida con la prensa civil. El oficial, claro, no se puso muy contento y les prohibió la entrada a la base. Entonces, fuimos a un bar, nos emborrachamos todos y acabamos en el primer prostíbulo que vimos, nos trincamos a todas y contrajimos la gonorrea, y demás.

Un hombre de tamaño colosal se acerca a Vercetti: Oye, tú. Deja de intentar sorprender al chaval con tus historietas. A nadie le importa lo más mínimo tus historias de guerra.

Vercetti se levanta y le encara: ¿Quieres pelea, relleno de jamón? Con lo gordo que eres aún no consigo entender que quepamos todos aquí.

El hombre reaccionó tratando de golpear a Vercetti, pero éste se defendió esquivando el puñetazo por el interior para noquearlo después de un gancho en la cara. Aquel hombre, que tenía la nariz rota, con furia se abalanzó sobre Vercetti, pero éste fue más ágil y le acertó de una patada en los órganos genitales, haciendo que aquel hombre se agachara. Vercetti le propinó un rodillazo en el rostro, para después, dirigirlo a los barrotes de hierro, dejándo al hombre inconsciente. Todos en la celda miraron expectantes a Vercetti, que se dirigió otra vez al chaval.

Vercetti: Bueno, ¿qué estaba yo contando?

Chaval: ¿Por qué se metió en el ejército?

Vercetti: Todo comenzó hace mucho tiempo. Tendría yo 10 años. No tendría sentido contar mi experiencia en Vietnam si antes no cuento cómo acabé allí.


Lugar: Imprenta de Portland, Liberty City. Fecha: 1961.

Señor Vercetti: Y ya está, Tommy, así se cambian los rollos de imprenta. Muy bien, hijo.

Tommy: Padre, dijiste que aquí prosperaríamos, el sueño americano, el pase a la buena vida, y nos tiramos horas y horas currando para nada. ¿Para qué?

Señor Vercetti: Mira, hijo, el sueño americano es nuestra meta. Lo que trabajamos hoy, es el pan de mañana, y vamos prosperando, chico, no seremos ricos, pero seremos trabajadores honrados, ejemplos del italoamericano currante de éste país. Y lo mejor, es que algún día, ésto será tuyo. Ésta imprenta, será tuya cuando seas mayor, por eso debo enseñarte lo que necesitas saber para mantener el negocio, para que cada vez, prosperemos más.

Tommy miró a su padre y le dijo: Esto no es justo. Mucha gente tiene resuelta su vida desde que nace.

Señor Vercetti: La vida, a veces no es justa, Tommy. El dinero, para nuestra desgracia, mueve el mundo.

Tommy: Padre, ¿crees que llevaré bien la imprenta?

Señor Vercetti: No lo dudo ni por un segundo. Recuerda, Tommy: la fuerza de voluntad, es más poderosa que la fuerza en sí.

Llamaron a la puerta y el Señor Vercetti abrió. Se encontró con tres hombres trajeados y Tommy miraba la escena medio escondido.

Señor Vercetti: ¿Quienes son ustedes? Hemos cerrado hace 30 minutos.

Hombre 1: ¿Es usted el señor Vercetti, dueño de ésta imprenta?

Señor Vercetti: Así es, pero si lo que quieren tiene que ver con mi trabajo, ahora no puedo atenderles.

Hombre 1: No venimos para encargarle un trabajo, señor Vercetti, el señor Falcone está interesado en comprar la imprenta, ofreciendo a cambio una buena suma.

Señor Vercetti: Lo siento mucho, pero esto es todo lo que tengo y no lo vendo, señor. Esto es mi vida.

Hombre 1: El señor Falcone estará muy desilusionado con su actitud. Si usted firmara, yo sería el director de la imprenta y le contrataría como primer empleado...

Señor Vercetti: Díganles a ese señor Falcone que Vercetti no vende - y les cerró la puerta en las narices.

Tommy: ¿Quién es el señor Falcone?

Señor Vercetti: Ni idea, será otro millonetis que lo querrá poseer todo, pero Tommy, ésto es nuestro, tuyo y mío, y no lo vendemos. ¿Está claro?

Tommy: Sí padre - padre e hijo se dan un abrazo y ambos suben a sus dormitorios, situados encima de la Imprenta.


Al día siguiente...

Unos gritos y unas voces resonaron en la imprenta, lo que hizo que Tommy se despertara. Al bajar, se encontró a su padre discutiendo con aquellos hombres de ayer.

Señor Vercetti: ...basta ya, ¡FUERA DE MI CASA! ¡FUERA! - y les cerró otra vez la puerta en las narices.

Tommy: ¿Qué pasa, papá?

Señor Vercetti: Nada, hijo, nada. ¿Qué haces despierto?

Tommy: Me han despertado los gritos.

Señor Vercetti: Tommy, es todavía muy temprano. Vuelve a tu cama.


Unas horas después...


Tommy despertó y salió de su cama en pijama. Tras lavarse la cara, bajó a buscar a su padre.

Tommy: ¿Padre?

Nadie contestó, por lo que Tommy, extrañado, buscó por la imprenta hasta que vio a su padre tumbado.

Tommy: ¿Padre?

Tommy se acercó a su padre y vio que sangraba a borbotones, de hecho, estaba rodeado de un charco de sangre.

Tommy: ¿¡PADRE!?

Tommy se acercó a su moribundo padre.

Tommy: Padre, padre ¿qué te pasa, padre?

Señor Vercetti: Tommy...

Tommy: Sí, padre, ¿quién ha sido?

Señor Vercetti: ¿Te acuerdas...? ¿Te... acuerdas... de los tres tipos... de ayer? - le costaba mucho hablar y escupía sangre.

Tommy: ¿Cuando habíamos cerrado? Sí, padre, los recuerdo. Por favor, por favor, no te mueras... POR FAVOR...

Señor Vercetti: Fueron ellos... Tommy... ellos.

Tommy (las lágrimas inundaban su rostro): Por favor... Por favor...

El señor Vercetti intentó hablar con su hijo de diez años, pero no era capaz de articular dos palabras seguidas. Un último espasmo, y se quedó inmóvil mientras que un aterrorizado niño de diez años gritaba y lloraba junto a él.

Para la prensa fue una noticia traumática y el joven Vercetti fue enviado a un orfanato, en el que ya iba a cumplir un año de permanencia, pero su carácter cambió aún más rápido, volviéndose un auténtico matón.

En ese momento, le había quitado su armónica a otro niño más pequeño.

Tommy: Y como te chives, te piso la cabeza, ¿entiendes?

Niño: Dámelo, dámelo, es mío.

Tommy le empujó con tanta violencia que el niño cayó al suelo.

Tommy: Ahora es mío, y cuidado con lo que dices, capullo.

Tommy cerró la puerta de su habitación, que no compartía con otros niños dado su carácter violento y rebelde, que le había convertido en un chico muy conflictivo y peligroso.

Esa misma noche, conmemoraría el aniversario de la muerte de su padre, por lo que quería estar preparado. Cuando las cuidadoras le ordenaron apagar la luz, el obedientemente lo hizo y esperó un rato. Cuando se hubo asegurado de que no hubiera peligro, abrió su ventana y bajó trepando por el canalillo, era tan delgado y ligero que lo consiguió sin problemas. Una vez fuera, se dirigió a la antigua imprenta de su padre. Tommy había ido otras veces allí y a veces veía al hombre que discutió con su padre para después matarlo al día siguiente, pero todavía, Tommy no había reunido el valor suficiente para acercarse a él, aunque un fuerte sentimiento de odio y venganza crecían en su interior cada vez más rápido. En ese momento, el sueño venció y Tommy cayó sobre el arbusto.

Al día siguiente, le despertaron unos atronadores ruidos.

Tommy reaccionó enseguida y se quedó agachado sobre el arbusto para ver lo que pasaba: Los hombres de Falcone y otros hombres, que no eran policías, estaban enfrentados en un frenético tiroteo con armas automáticas y pistolas. Tommy observaba asustado la escena mientras morían acribillados personajes de ambos bandos. De repente, Tommy sintió, como si de un sexto sentido se tratase, que había alguien detrás, Tommy se dio la vuelta despacio y vio a aquel hombre que había hablado con su padre, el cual luego le identificó como su asesino. Aquel hombre apuntaba a Tommy con un revólver, pero luego lo bajó.

Hombre 1: Chico, lárgate, aquí no se te ha perdido nada.

Tommy observó cómo aquel hombre se dirigía al lugar del tiroteo disparando con su arma. A partir de ese momento, la atención de Tommy se centró en aquel hombre. Los tipos continuaron persiguiéndose y disparándose calle abajo. Tommy rodeó la Imprenta y tomó un atajo. No quería perder a ese hombre de vista. Lo encontró en medio del tiroteo, aunque su bando iba perdiendo. Cuando aquel hombre trató de huir, le dispararon en el estómago, pero eso no le impidió salir de allí, aunque su arma se le había caído y corría con las manos presionándose el estómago. Los otros mafiosos no se fijaron más en él, dado que todavía libraban una batalla con otros que quedaban. Tommy, por su parte, cogió un revólver de uno de los muertos, notó que pesaba, pero aún así, salió a perseguir al tipo.

No tardó mucho en encontrarle, estaba desangrándose de un disparo pidiendo ayuda y apoyado contra la pared de un edificio. Tommy se acercó a él con el revólver.

Hombre 1: Coff, coff, ¿qué haces, chico? ¿qué haces con eso?

Tommy: Tú mataste a mi padre.

Hombre 1: No he conocido a tu padre... coff... ve y busca ayuda... por favor...

Tommy: Mi padre, era dueño de esa imprenta.

Hombre 1(abrió los ojos asustado): ¿Qué tiene que ver Vercetti con esto?

Tommy: Todo - Tommy le apuntó al mafioso con el revólver y le disparó cinco veces. Era la primera vez que disparaba un arma, pero acertó sus cinco disparos a quemarropa. Pasaron unos segundos de silencio - Ya está, padre. Lo conseguí. Te he vengado.

De repente, tres tipos con revólveres se acercaron al lugar y tras ver la escena, apuntaron a Tommy con sus armas insultándole, pero Tommy hechó a correr entre los edificios con los mafiosos detrás y disparandp sin acertar. Tommy giraba y corría en zigzag hasta que se encontró con un callejón sin salida. Cuando dio la vuelta, encontró a uno de los mafiosos de frente apuntándole con su arma. Tommy se tiró al suelo esquivando por poco el disparo y desde el suelo le acertó al mafioso en el estómago, lo que lo hizo caer al suelo. Tommy se levantó y tiró el revólver, ya había gastado las seis balas, aunque los disparos atrajeron a los otros, por lo que Tommy volvió a correr, dado que se acercaban los otros dos tipos y se metió en un bloque de pisos con los mafiosos detrás. Vio que una puerta del primer piso estaba abierta, por lo que se metió allí a toda velocidad, haciendo los ancianos que vivían allí se sorprendieran mucho.

Tommy: Ayuda, por favor, me persiguen dos hombres.

Anciana: Vale, chico, métete en el armario, rápido - Tommy se metió en el armario y la anciana cerró la puerta - Harold...

Pasaron unos segundos hasta que los mafiosos llegaron a la puerta.

Mafioso 3: ¿Dónde está ese niño? ¿Dónde está?

Harold (el anciano): Lo siento señores, no sé de que me hablan.

Mafioso 4:Sabemos que está aquí, no nos vengas con...

Se oyen dos disparos. Luego silencio.

Anciana:Ya puedes salir, chico.

Tommy salió del armario y contempló la escena. Los mafiosos estaban muertos y el tal Harold empuñaba una pistola Colt 1911.

Harold: No disparaba mi arma desde la toma de Chambois.

Tommy: ¿Usted combatió en la guerra?

Harold: Sí, chico. Me hirieron en Chambois y ni siquiera me dieron una medalla.

Tommy: Mi padre también luchó en la guerra. Vercetti, ¿le conoció?

Harold: Puede que sí y puede que no. Ahora márchate, chico, antes de tener más problemas, huye.

Tommy salió del bloque a todo correr para dirigirse al siguiente barrio de Liberty City.


Comisaría de Ocean Beach, Vice City. 1987.

Vercetti: Y ahí lo tienes chaval, mi primer asesinato fue a los 11 años, maté al tipo que mató a mi padre y se apropió de la imprenta. Jamás pude volver por ahí y me tuve que dedicar a lo más bajo, como robar y demás para sobrevivir. Los del orfanato ni siquiera denunciaron mi desaparición, así que tuve vía libre para actuar.

Chaval: ¿Y ese tal Falcone? ¿Lo mataste?

Vercetti: No tuve oportunidad, se había hecho tan influyente en Liberty que era imposible cargárselo, a parte de que yo tenía miedo de que los mafiosos esos quisieran vengarse de mí por lo del asesino de mi padre, por lo que tuve que jugármela varias veces para conseguir comida y ropa. No te preocupes, chico, que Falcone llegará después. Cuando tenía 16 años, vi los panfletos acerca del servicio militar, por lo que me interesó y me metí, pero lo hice para poder comer y dejar de robar. Así dejo atrás cinco años de mi vida.

Chaval: ¿Y si no hubieran matado a su padre, usted...?

Vercetti: Sí, hubiera seguido con el negocio de mi padre para toda mi vida, pero a raíz de eso, me metí de lleno en la primera derrota militar de los Estados Unidos de la historia: Vietnam. Y aquí, empieza la historia, chico.

Chaval: ¿Por qué nos está contando que mataba gente a los 11?

Vercetti: ¿A quién se lo podrá contar usted? Dentro de varias horas, los hombres de uniforme me sacarán de aquí, así que, mientras tanto, os contaré cómo me fue en lo de Vietnam.

Los demás presos hicieron muecas y emitieron quejidos, pero al ver la paliza que le había pegado Vercetti a aquel hombre gordo, las quejas no pasaron de allí.