Grand Theft Encyclopedia
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Pegorino's Redemption transcurre tres años después de los hechos ocurridos en GTA IV y EFLC.

Cuenta la historia de Tony Sobrado, un delicuente de Alderney que retorna a casa trás cumplir condena en una prisión de Tejas.

Al volver, se encuentra con los Pegorino en descomposición y un cambio total del equilibrio de poder en los bajos fondos de "Guernsey".

I[]

20 de Noviembre de 2011, Tony Sobrado se encontraba encerrado entre cuatro paredes, observando el exterior desde un pequeño ventanal cubierto por el humo de un cigarrillo Redwood. ¿Cómo llegó a esta situación? Pues lo mejor será contar su historia.

Todo comienza en una prisión estatal de Tejas, a nuestro protagonista, Tony Sobrado, natural de Alderney, le habían cogido en El Paso en 2001 cuando transportaba dinero de Jimmy Pegorino para blanquear.

Le habían caído doce años por aquello y por llevar un arma. Cumplió su condena y por fin, el 3 de Marzo de 2011, llegó el día de su libertad.

Salió de allí prácticamente con lo puesto: la ropa que llevaba cuando entró, un paquete de cigarrillos Redwood y una llave de un apartado postal, en cuyo interior le aguardaban quinientos pavos para volver a casa.

Se dirigió al aeropuerto de Dallas donde tomó un vuelo hacia el Francis de Liberty City.

Estaba deseando estar en casa, habían pasado muchas cosas en su ausencia.

Aterrizó a la una de la tarde en el Francis, donde cogió un taxi a su casa de Edisson Avenue en Acter.

Cuando cruzó el puente Chupetón, sintió que por fin estaba en casa, parecía como si nada hubiese cambiado, el mismo cielo gris, ese olor a fábrica y el mismo tráfico embotando la carretera.

Llegó al apartamento en Acter y observó que su coche aún seguía aparcado frente al portal, subió al apartamento y miró en el cajón de la mesita de noche, allí estaba su vieja Glock, sucia y desgastada, así que se dispuso a limpiarla y a engrasarla, después llamó a un viejo amigo por teléfono.

Bobby: ¿Sí? ¿Quién es?

Tony: Bobby, ¿Qué pasa? Soy Sobrado, he vuelto a casa, amigo.

Bobby: ¿Sobrado? ¿Tony Sobrado? Creí que no volvería a verte.

Me dijeron que te habían trincado en Tejas, pensé que no volverías por Alderney.

Tony: ¿Y por qué no iba a volver?

Bobby: Ya no hay mucho que hacer por aquí.

Tony: Me enteré de lo de Jimmy, ¿quién lleva el negocio ahora?

Bobby: Frankie Gallo.

Tony: ¿El jodido Frankie Gallo? Pero si es medio retrasado.

Bobby: Se quedó con el negocio de su tío en el puerto, el resto se lo repartieron entre las familias de la ciudad.

Tony: ¿Y dónde lo encuentro?

Bobby: Suele andar por la vieja heladería de Mario, que ahora es cafetería.

Tony: Vale Bobby, iré por allí. Cuídate, ya nos veremos.

Tony cogió las llaves del coche y bajó a la calle, se preguntaba si aún arrancaría, pero no lo hizo, la batería falló, así que cogió el autobús hasta Leftwood y se personó en la cafetería.

Allí saludó a Mario y le pidió un café. Le gustaba la nueva cafetería, era mucho mejor que la antigua heladería.

Frankie: ¡Ey! Tony, me alegro de verte. Bobby llamó para decir que venías.

Tony: Me dijo que ahora diriges el negocio de Bell.

Frankie: Lo intento, al menos.

Tony: ¿Tienes problemas?

Frankie: Bueno, siempre hay problemas, ya sabes. Debo dinero a Zito, los Pavano campan en Alderney a sus anchas...

Tony: ¿Le pides dinero prestado a un mafioso de Liberty? No pensé que tuvieras tan pocas luces, Frankie.

Frankie: Necesitaba el dinero Tony, mi madre sigue enferma y mi hermana está acabando la universidad, si le sumas a mi mujer y a mi hijo, el resultado es un agujero en mis bolsillos.

Mi tío sigue escondido, y la mayoría de los matones de Jimmy están muertos o entre rejas.

Ahora cada pavo que gano va para los Gambetti, y he tenido que cederles la zona sur.

Pero todo tiene su lado bueno, somos tan poca cosas que los federales pasan de nosotros.

Tony: ¿Y qué hay de los viejos socios? ¿Qué ha sido de aquel judío de la ciudad?

Frankie: ¿Roth?

Tony: Sí, hice tratos con él. Siempre decían que se ganaba mucho dinero con sus diamantes.

Frankie: Ray lo mando matar.

Tony: El puto Boccino, al final acabó donde tenía que acabar. ¿Y no hay nadie más?

Frankie: Nadie, media ciudad se hizo mala sangre con Jimmy: las familias, los rusos, hasta los McReary.

Tony: McReary, ¿no era un lacayo de Ancelotti?

Frankie: Sí, pero se hizo mala sangre con ellos y empezó a trabajar con Ray, hasta que Jimmy mató a su hermana.

En ese momento, tres moteros que entraron en la cafetería interrumpieron la conversación, empezaron a gritarle a Mario exigiéndole dinero, a Tony le tomó un segundo asimilar lo que estaba ocurriendo, al ver que Frankie no hacía nada, se levantó, Frankie le agarró del hombro y lo intento parar, no lo consiguió. Tony les gritó: -Eh, tú. Aquí no roba nadie-, -¿Y tú quién eres?-, preguntó uno de los moteros, -El que te va a romper los huevos como no muestres un poco de respeto y te largues de aquí-, respondió Tony, el motero miró a Frankie, quien interrumpió pidiéndoles que se marcharan y no molestaran más. Los tres motoristas se marcharon.

Tony: ¿Qué coño era eso? ¿Largaos y no molestéis más?

Frankie: Ya te he dicho que todo está jodido.

Tony: Pero no tanto para que dejes que unos macarras vengan a molestar a la gente del barrio.

Frankie: Esos tíos siempre están molestando. Pero ya ves que al final no hacen nada.

En ese momento una motocicleta entró en la cafetería a través de la cristalera, seguida de otras cinco que rompieron los demás ventanales. Mario se escondió detrás de la barra, Tony se refugió detrás de un panel, los moteros destrozaron toda la cafetería, rompieron la caja registradora y se llevaron el dinero.

Tony: Inofensivos, ¿eh?

Frankie: Joder, Tony, no debiste cabrearlos.

Tony: Que no debí, ¿qué? Marica de mierda, dame las llaves de tu coche.

Frankie: No

Tony agarró a Frankie por la solapa y le volvió a exigir las llaves, a lo que este finalmente accedió.

Se montaron en le Emperor de Frankie y Tony comenzó a conducir.

Frankie: ¿Dónde vas?

Tony: ¡Explícame que cojones era eso!

Frankie: Ya te lo dije Tony, no controlo nada. Si me enfrento a esos capullos, mañana los tengo en el puerto jodiéndome el negocio, ¿y qué hago? ¿Llamo a la policía?

Tony: ¡Pues te los cargas y los tiras al mar!

Frankie: Son más que nosotros, hasta Colluzzio se ha unido a ellos.

Tony: ¿El puto Donnie Colluzzio?

Frankie: Sí, ya sabes que siempre le gustaron mucho las motos.

Tony: ¡Hijo de puta, ¿con quién podemos contar?!

Frankie: ¿Para qué?

Tony: Para cargarnos a esos putos moteros.

Frankie: ¡Que no, Tony, ¿qué coño te estoy diciendo?!

Tony: Yo solo te oigo llorar. ¡¿Cómo vas a saldar las deudas con Zito si dejas que te roben esos macarras?!¡Cuéntame quien era el mierdas ese que parecía el jefe!

Frankie: Se llama Oswald, vino de Carcer City hace dos años y desde entonces los Lost se han hecho con todo.

Tony: ¿Siguen teniendo el club en Acter?

Frankie: No, ahora se reúnen en algún sitio por Tudor.

Tony: Joder, Frankie, Tudor es grande.

Frankie: ¿Sabes quién lo puede saber? Kenny Marinelli.

Tony: Ese puto gordo, pensé que habría muerto de un infarto.

Frankie: El caso es que su prima está con los Lost.

Tony: Pues vamos a preguntarle a la ballena.

Se dirigieron a casa de los Marinelli en Alderney City. Llamaron a la puerta y les abrió Joey, el hermano pequeño de Kenny, que les llevó hasta él.

Se encontraba Kenny en el sofá viendo la tele, tenía veinticinco años, cosa que nadie se creía debido a su avanzada calvicie, en su camiseta blanca de tirantes lucía un lamparón de grasa que se había desprendido de los canelones que estaba comiendo.

A Tony, el mayor de los Marinelli siempre le había parecido repulsivo, así que como era de esperar, no tuvo palabras amables hacia él.

Tony: ¡Eh, puta foca!

Kenny: ¿Sobrado? ¿Frankie? ¿Qué hacéis aquí?

Frankie: Queremos que nos digas donde paran los Lost.

Kenny: ¿Para qué lo queréis saber?

Tony: Contesta o te tiro por la ventana, me da igual quien lo vea.

Kenny: Que te jodan Sobrado, ¿lo pasaste bien en el talego todos estos años?

Tony enfureció y se abalanzó sobre él, pero Frankie le detuvo recordándole para que estaban allí.

Frankie: Mira, tenemos un asunto con ellos y necesitamos saberlo.

Kenny: Vale, voy con vosotros y os digo donde es.

Tony: ¿Tú qué coño vas a venir?

Frankie se llevó a parte a Tony para hablar con él.

Frankie: Mira Tony, ya sé que es un gilipollas, pero le necesitamos, además si vamos a por los moteros necesitamos más gente.

Tony: ¿Y qué te quieres llevar a este, si no le acertaría ni a la gorda de su madre a cinco metros?

Frankie: Es lo que hay.

Tony cedió y ambos volvieron al salón.

Frankie: Vale, Kenny, tú ganas, llévanos hasta allí.

-Yo también voy-, replicó el hermano pequeño, que hasta entonces había contemplado la escena impasible.

Kenny: Tú te tienes que quedar a cuidar de madre.

Joey: A madre no le pasa nada, solo es una vaga. Si necesita algo, que se levante ella.

Kenny enfureció pero Tony le interrumpió.

Tony: Vale, cuatro mejor que tres. Al menos tú pareceres normal, chaval.

Una sonrisa nerviosa se dibujó en la cara de Joey, contento de que uno de los "tipos duros" le dirigiera esas palabras, pero tratando al mismo tiempo de disimular para seguir mostrándose serio.

Salieron de allí y se dirigieron al taller de Bobby, pues convinieron en que necesitaban una furgoneta para el trabajo. Salieron de allí y se dirigieron al club de los Lost, que resultó ser una casucha medio abandonada en Tudor.

Frente a la casa había un par de moteros y muchas motos aparcadas. Para no levantar sospechas, se detuvieron a una distancia prudencial.

Frankie: Vale, Tony. ¿Y ahora qué?

-Chaval-, le dijo Tony a Joey. - Mira a ver si hay entrada por detrás. El chico salió de la furgoneta. Al rato volvió.

Joey: Hay una puerta. Pero hay algunos moteros rondando por ahí.

Tony: Vale este es el plan, embestimos a los de la entrada. Los Marinelli corréis hacia la puerta de atrás y os cargáis a quien se os ponga por delante. Frankie, tú y yo entramos por la puerta delantera.

Frankie: Estás loco, Tony. Somos muy pocos.

Tony: ¡Tú dejarás que esos mamones de mierda anden por el barrio como si fuera suyo, pero yo no! ¡Si tienes miedo, bájate y a tomar por el culo!

Frankie: No, Tony, solamente es que tengo familia en la que pensar. Pero tienes razón, ya me estoy cansando de esos payasos, démosles una lección.

Dicho y hecho, Tony dio la vuelta a la manzana y al llegar a la altura de la casa giro bruscamente empotrándose contra las motos aparcadas en la entrada y mandando por los aires a los moteros apostados en ellas.

Se habían hecho con un buen arsenal por medio de un contacto jamaicano de Bobby, contaban con escopetas tácticas y de asalto e incluso botes de gas lacrimógeno.

Una vez se detuvo la furgoneta, los cuatro salieron siguiendo el plan que Tony había trazado, antes de entrar, lanzaron un bote de gas al piso de arriba.

Frankie y Tony entraron en la casa, había unos cinco moteros dentro, más Oswald, que bajaba medio ahogado pistola en mano del piso superior. Tony lo golpeó con la culata del rifle y le arrebató el arma, los otros moteros al verse sorprendidos, no pudieron reaccionar, hasta que otros tres entraron armados por la puerta trasera dispuestos a iniciar un tiroteo. Sin embargo, al irrumpir los hermanos Marinelli y verse rodeados, todos tiraron las armas.

-Bien, puta-, gritó Tony dirigiéndose a la chica que atendía una barra que habían improvisado en la "casa-club", -dame todo el dinero de la caja, y al primero que se mueva acaba como esos dos amigos de la entrada-, continuó, refiriéndose a los dos moteros que habían arrollado.

Una vez se hicieron con todo el dinero, Tony se dirigió a Colluzzio, que se encontraba con las manos en alto junto a la barra.

Tony: Colluzzio, ven con nosotros.

Colluzzio se quedó sorprendido.

Tony: ¿Vienes o te tengo que matar?

Colluzzio entonces hizo caso y se dirigió hacia la puerta delantera junto con Frankie y los hermanos Marinelli. Parecía ya que todo había terminado y que los cinco emprenderían la huida, cuando Tony se dirigió a Oswald, que aún trataba de limpiarse los ojos y que se encontraba arrodillado en el suelo.

-Eh, Oswald-, le dijo, y en el lapso de un segundo ocurrió lo siguiente: el jefe motero dirigió su mirada hacia Tony, tratando de abrir los ojos sin llegar a conseguirlo, acto seguido Tony le descerrajó un disparo de M4 entre ceja y ceja. Entonces sí, emprendieron la huida.

En la furgoneta, el joven Marinelli celebraba como si acabase de vivir la mejor experiencia de su vida, su hermano también mostraba signos de exaltación. Tony se giró y se dirigió a Colluzzio.

Tony: ¿Con quién coño estás, viejo? ¿Con ellos o con nosotros?

Colluzzio: Con vosotros Tony, siempre con vosotros.

Tony: Pues tira esa chupa por la ventanilla.

Colluzzio hizo lo propio y su cazadora de los Lost se fue alejando en la dirección contraria a la de la furgoneta.

Después de aquello, se deshicieron de la furgoneta y se marcharon cada uno por su camino.

II[]

Cerca de las dos de la mañana, un ruido despertó a Tony, alguien había conseguido llegar hasta la ventana subiendo por la escalera de incendios y había roto el cristal.

Tony agarró su Glock, oyó pasos aproximándose a la habitación, estaban demasiado cerca así que su reacción fue tirarse al suelo y meterse bajo la cama.

Dos hombres irrumpieron en la habitación, iban vestidos de negro completamente, con la cabeza cubierta por una capucha.

Hombre 1: ¿Dónde coño está? Por aquí no pudo haberse ido.

Se asomó a la ventana de la habitación y el segundo hombre salió para registrar el resto de la casa. En ese momento Tony aprovechó para salir de su escondite y se abalanzó sobre el tipo de la ventana, que solo tuvo tiempo de girarse para ver como Tony lo precipitaba al vacío.

Al oír a su compañero gritar, el segundo hombre entró, imprudentemente, pistola en mano en la habitación, tan solo para recibir dos disparos en el pecho. La escopeta se disparó dejando una explosión de perdigones en el techo. Suerte que era un último piso.

Poco después se personó la policía, identificaron a los asaltantes como miembros de los Lost y Tony pasó la noche en comisaría.

Al salir de allí se dirigió al puerto a ver a Frankie.

Al llegar, se encontró la siguiente escena: La caseta del puerto que hacía las veces de oficina estaba quemada, Frankie, abatido, permanecía sentado en las escaleras delanteras de lo que quedaba de caseta con la cabeza hundida entre sus manos, a su alrededor, una multitud de bomberos y policías caminaban de un lado a otro.

Tony no pudo cruzar el cordón y llamó a Frankie, este se acercó.

Tony: Frankie, ¿qué ha pasado?

Frankie: Nos han robado, se han llevado el dinero de la caja y ha robado el envío de esta noche. Te lo dije Tony, te dije que no los cabrearas.

Tony: Tenemos que contraatacar.

Frankie: Déjalo Tony, será mejor hacer las paces con ellos.

Tony: ¡¿Pero qué coño te ha pasado?! ¡¿Y si volviese tú tío y se encontrase esto?! ¡¿Qué coño crees que diría?!

Frankie: ¡Joder, vale! ¿Pero cómo lo hacemos? No podemos ir por ellos como ayer, tenemos que ser más inteligentes.

Tony: De momento vamos a casa de Colluzzio.

Se montaron en el coche de Frankie y pusieron rumbo a la casa de Colluzzio.

Al llegar, Tony comenzó a golpear la puerta con insistencia, una vez Colluzzio abrió, Tony se abalanzó sobre él y le puso la pistola en la boca.

Tony: ¡Cerdo de mierda, traidor! ¡Prefieres a esos macarras a nosotros!

Colluzzio apenas tuvo tiempo de reaccionar.

Frankie: ¿Qué coño haces?

Tony: ¡Esta noche dos moteros asaltaron mi casa, ¿cómo sabían dónde vivía?!

Frankie: No ha sido él.

Tony: ¡¿Qué?!

Frankie: Que no fue él, fue Kenny Marinelli, me llamó hará una hora llorando para decírmelo.

Tony: ¿Qué coño me estás contando?

Frankie: Sí, tío. ¿Sabes qué el pervertido está colado por su propia prima, no? ¿Y que ella está con los Lost, no?

Tony: Sí...

Frankie: Pues por lo visto, después de asaltar el local, la primita le hizo una visita y algunos favores, y el imbécil se lo soltó todo.

Tony soltó a Colluzzio, y esté le propinó un puñetazo, entonces Tony volvió a apuntar a Colluzzio y, si no fuese por la rápida reacción de Frankie, el viejo hubiese dado su último puñetazo.

Finalmente, Frankie consiguió calmar las cosas aunque, por si acaso, en la confusión, consiguió quedarse con el arma de Tony para evitar más altercados.

Tony: Vale, viejo. Perdona.

Colluzzio: ¡Sabes que estoy con vosotros, Sobrado! ¡Joder, si es que no me queda más remedio, además! ¡Sabes que no soy tan gilipollas como para intentar volver con ellos, después de lo de ayer, si intento volver me matan, no importa lo que haga!

Tony: Sí, tienes razón, pero es que Frankie no me dijo lo de Marinelli.

Frankie: Yo que sabía que ibas a entrar aquí en plan mafioso de película mala.

Tony: Vale, entonces, ¿qué hacemos?

Frankie: No podemos ir a por ellos, son más.

A parte, ayer no solo me quemaron la oficina y se llevaron el dinero, robaron un par de camiones que transportaban coca de Roy Zito, si no la recupero, estoy muerto.

Colluzzio: Ya me estoy ocupando de todo.

Tony y Frankie; ¿Cómo?

En ese momento alguien toco la puerta, era un chico en silla de ruedas, Colluzzio lo presento como Angus.

Tony: ¿Y cómo nos puede ayudar este?

Colluzzio: Los Lost están en una guerra interna, este chaval es de la facción contraria a Oswald.

Tony: Osea que es un motero. ¿En silla de ruedas?

Angus: Me dijiste que tenías a alguien que me podía ayudar, pero no parece muy dispuesto. La próxima vez no me hagas perder el tiempo.

Colluzzio: ¡Espera, Angus! Joder Tony, escúchale.

Tony: Está bien, te escucho.

Angus: Desde hace tres años todo ha sido una locura en la sección de Alderney. Cuando mis hermanos se fueron a la costa oeste, han sido muchos los que han querido reorganizarlo. Mis hermanos en Los Santos quieren acabar con esto de una vez por todas y restablecer la sección original del club.

Al cargaros a Oswald nos habéis hecho un favor, casi todas las secciones reconocían a mis chicos como la sección legitima del club en Alderney, pero había ciertas secciones de la Costa Este que reconocían a Oswald, tras su muerte, han quedado como unos incapaces y la mayoría han cambiado de idea, pero aún quedan partidarios de la facción de Oswald que ahora apoyan a sus sucesores.

Tony: ¿A dónde quieres llegar?

Angus: Mañana el presidente de una de las secciones que apoya a los sucesores vendrá de visita a Alderney, nosotros no podemos hacerle nada, pero si unos mafiosos cabreados se presentan en el lugar...

Tony: Lo quitamos de en medio y de paso a tus rivales. Así, tus otros amigos moteros pasan a apoyarte a ti, y todo vuelve a su cauce en el club de los Lost. ¿Pero que sacamos nosotros?

Angus: No más represalias, no más problemas en Leftwood, y vuestra coca de vuelta.

Frankie: ¿Sabes dónde está la coca?

Angus: En una nave del polígono industrial.

Tony: Llévanos allí.

Angus: Es de los hombres de Oswald, encargaos de nuestro problema común, y os la podré devolver sin problema.

Frankie: Trato hecho

Angus: ¿Me pongo en contacto con Colluzzio cuando tenga los detalles?

Tony: Sí, está bien.

Despidieron a Angus y se quedaron conversando sobre su siguiente paso.

Frankie: Bien, ¿qué hacemos ahora?

Colluzzio: Ya lo has oído, esperar.

Tony: ¿Esperar? Lo que hay que hacer es que ir a por ese mierda de Marinelli.

Frankie: ¿Quieres matarlo?

Tony: No, si te parece quiero invitarlo a cenar.

Colluzzio: Ya debe haberse marchado, Tony.

Tony: ¿A dónde? ¿Cómo lo sabes?

Colluzzio: No lo sé, pero es lo que haría yo.

Tony: Me da igual, vamos a por él esté donde esté.

Tras algunas averiguaciones, descubrieron que efectivamente Kenny se disponía a huir a Las Rejas City, donde tenía familia. Frankie consiguió interceptarlo en Grand Easton Terminal, justo antes de subir al tren.

Frankie: Kenny.

Kenny, temblando, se dio la vuelta y rompió a llorar.

Kenny: Frankie, lo siento, no me hagas nada, por favor.

Frankie: No te voy a hacer nada, pero no hace falta que te vayas.

Kenny, Sí, porque tú a lo mejor no me haces nada, pero Tony me va a matar, porque han ido a su casa por mi culpa.

Frankie: Mira, escucha. No hace falta que te vayas, ¿conoces la casa abandonada en Westdyke?

Kenny: Sí

Frankie. Te vas a esconder allí hasta que Tony se calme. Luego yo me ocupo de arreglar las cosas con él.

Kenny: No, no. Mejor me voy, tampoco tengo nada que hacer aquí.

Frankie: Tu prima también está allí.

Kenny: Me da igual, es una perra.

Frankie: No, en serio, la engañaron, se siente fatal por haberte utilizado.

Kenny: ¿Sí?

Frankie: Sí, en serio.

Finalmente, Kenny accedió, se montó en el coche con Frankie y pusieron rumbo a Alderney.

Llegaron a la casa, Kenny se había pasado todo el trayecto llorando y pidiendo perdón y siguió llorando una vez se habían detenido.

Salieron del coche y Frankie le mostró a Kenny un Esperanto.

Frankie: ¿Ves este coche? Es tuyo, para que lo uses mientras estás aquí. Entra y vete ajustando el asiento y eso. Las llaves están en el parasol.

Kenny se sentó en el asiento del conductor, ajustó el asiento y, al ajustar el retrovisor, el reflejo de Tony en la parte trasera le sobresaltó.

-Hola, gordo chivato-, le espetó Tony apenas un segundo antes de cubrirle la cabeza con una bolsa de plástico y tirar hacia atrás con fuerza mientras Frankie, que se había sentado de copiloto, le agarraba los brazos.

Kenny entonces comenzó a patalear con violencia mientras perdía el aliento, aún se oían sus llantos y sus suplicas bajo la bolsa, pataleaba tan fuerte, que llegó a subir los pies al nivel de la bocina y a tocarla un par de veces, por lo que Frankie tuvo que ponerse encima de él para que no impedirle también mover las piernas, en una escena que resultaba aún más patética que la muerte de Carlo en El Padrino. Tras unos segundos, los pataleos, llantos y quejidos cesaron, y Kenny Marinelli expiró.

Frankie: Joder, Tony. No llevas ni tres días libre y ya te has cargado a cuatro.

Tony: ¿Y qué querías? Casi me matan por su culpa. Además siempre fue un retrasado, qué más da, le he hecho un favor.

Frankie: Vale, lo que sea. Ahí están Colluzzio y el limpiador.

El limpiador era un contacto de Colluzzio al que habían llamado para deshacerse del cuerpo de Marinelli.

Introdujeron el cadáver en la casa y el limpiador y Colluzzio se quedaron allí para ocuparse de él, Frankie y Tony se marcharon.

III[]

Tony esperaba impaciente noticias de Angus, no le bastaba con haber matado a dos moteros, quería acabar con todos.

Finalmente, al día siguiente por la tarde, se produjo la esperada llamada, Tony, Frankie y Colluzzio se reunieron en la cafetería de Mario.

Colluzzio: Bien, esto es lo que me ha dicho Angus: Se reunirán en Broker, bajo el puente de la autopista en Meadows Park.

Se ve que están nerviosos por lo que pueda pasar.

Frankie: Vale, pero como lo hacemos, seguimos siendo solo tres y ellos ciento y la madre.

Colluzzio: También contamos con Mangano y sus chicos.

Tony: ¿Joe Mangano? Creí que estaba muerto.

Colluzzio: Y lo está, me refiero a su hermano pequeño.

Frankie: ¿Y cómo lo hacemos?

Colluzzio: Interceptamos al jefazo en el puente de Broker, pues tiene que pasar por allí. He conseguido un camión Flatbed, lo arrollamos y nos piramos de allí por la autopista. Mangano y sus chicos se encargarán de los otros dos en Broker.

Tony: Mejor voy yo a Broker, no me fio de dejar solo a un hatajo de niñatos para algo así. Total, no me necesitáis para aplastar a unos moteros con un camión.

Colluzzio: Como quieras, voy a llamarlos para decírselo.

Los tres se pusieron en camino.

Tony llegó a Broker y se encontró con Mangano, que observaba a los moteros desde la distancia sentado en su coche.

Tony: ¿Eres Sammy Mangano?

Mangano: Sí, soy Sam Mangano.

Tony: De acuerdo, yo soy Tony Sobrado. No te acordarás de mí, pero conocía a tu hermano. Una pena lo que le pasó.

Mangano: Sí, tío. Sobrevivió veinte años en las calles y lo mata un puto cáncer.

Tony: Una putada. Bueno, parece que los moteros ya han llegado.

Mangano: Hará una media hora que llegaron los primeros, y hace un rato llegó otro grupo.

Tony: ¿Solo sois tres?

Mangano: Tengo a cinco de mis chicos en una furgoneta al otro lado. La idea es sorprenderlos por los dos flancos y acorralarlos.

Tony: Vale, ¿pues a que esperamos?

Dicho y hecho, Mangano llamó a los otros y comenzó el ataque, aquello se tornó en un infierno de pólvora en cuestión de segundos. Tony se apostó tras un árbol, apenas podía moverse, los moteros eran más y no parecía que aquello fuese a acabar bien para nuestro protagonista.

Uno de los chicos de Mangano cayó, también cayeron tres moteros, pero seguían manteniendo una ventaja de diez a siete.

Tony intentaba asomarse para disparar, pero los continuos impactos de bala contra el tronco, y las astillas que estos hacían saltar a dos palmos de su cara, le advertían que si lo hacía, sería su fin.

Todo parecía ir rodado para los Lost, tanto que no se dieron cuenta que habían gastado el doble de munición que sus rivales, por lo que las tornas cambiaron tan pronto como la mayoría de los moteros se quedó sin munición. Entonces comenzó la desbandada y Tony y la banda de Mangano aprovecharon su ventaja.

Los moteros se apresuraron hacia sus motos para huir, uno, dos, tres... Así fueron cayendo, o bien no llegaban a sus motos, o bien eran alcanzados en marcha, solo uno de ellos consiguió huir.

Tony no pensaba dejar que nadie escapase, pues el huido podía ser uno de los líderes, así que cogió una de las motos y lo persiguió.

La persecución transcurrió desde Broker hasta Dukes, en concreto hasta East Island City, donde el motero termino deslizándose bajo un camión. Aunque no le llegó a pasar por encima y sobrevivió, la caída fue aparatosa.

Cojeando, emprendió la huida a pie por un callejón, pero Tony, que había conseguido esquivar el camión, le alcanzó.

Tony: ¿Qué pasó, puta mierda?

Motero: Vete al carajo, tú eres el que mató a Oswald, ¿crees que me vas a matar a mí también y te vas a ir de rositas? Tú y tus amigos aspirantes a mafioso estáis muertos.

Tony: Yo no voy a ser el que muera aquí.

En ese momento el motero sacó un cuchillo y tarto de apuñalar a Tony de forma torpe, pues la cojera le restaba habilidad, Tony lo esquivo sin mayor problema y le disparó en el estómago, lo que hizo que el motero cayera fulminado.

Tony: ¿Qué cojones te acabo de decir?

Entonces observo que la chupa del motero lucía un parche en el que se leía "Presidente".

Tony: ¿Entonces tú eres el nuevo jefe? Espero que el próximo dure más.

Le apunto con la escopeta a la cabeza y termino con él.

Le quito la chupa, se montó en la moto y puso rumbo a Alderney, de camino pasó por el puente de Broker, donde un cordón policial, varios cadáveres y unas motos hechas chatarra le confirmaron el éxito de Frankie y Colluzzio.

Llegó al viejo club de los Lost en Acter, en el callejón trasero, frente a un garaje, que era la única parte del edificio que aún se sostenía. Allí le esperaban Frankie, Colluzzio, Mangano y algunos de sus colegas, además de Angus y otros moteros.

Colluzzio: ¿Y qué vais a hacer ahora?

Angus: Reorganizar todo, a lo mejor reconstruir todo esto, ahora que tenemos el dinero. Ya se verá...

Colluzzio: ¡Ey, Tony! ¿Todo bien?

Tony: Todos muertos. El de la silla, tengo algo para ti.

Le lanzó la chupa a Angus.

Tony: Supongo que ahora ese parche de presidente le corresponde a otro.

Angus: Sí, gracias. El resto arderá muy bien.

Tony: Vale. Yo hice mi parte, ¿tenéis la coca?

Angus: Ahí la tenéis, os la hemos metido en furgonetas.

Abrieron el garaje y, efectivamente, había tres furgonetas.

Tony: Que detalle. ¿No te importa que lo compruebe, verdad?

Angus: Haz lo que quieras, pero tengo mejores cosas que hacer que joder a Roy Zito.

Tony lo miró sorprendido.

Angus sonrió irónicamente, se dio la vuelta y se juntó con sus amigos y con Colluzzio, que permanecían a escasos metros charlando entre ellos. Tony observó que algunos venían de Los Santos, a juzgar por lo que ponía en sus cazadoras.

Comprobaron que todo estaba correcto y se montaron en las furgonetas rumbo al almacén de Zito en Tudor, donde dejaron la droga.

IV[]

A la mañana siguiente, al volver del supermercado, Tony revisó el buzón, dónde encontró una carta que le informaba de que el contrato había expirado y el casero no pensaba renovárselo, por lo que se le instaba a abandonar su casa cuanto antes.

Evidentemente, Tony pensaba agotar todo el plazo que aún podía permanecer en su casa.

Más tarde, se dirigió al puerto a ver a Frankie.

Tony: ¿Qué hay, Frankie?

Frankie: ¡Ey, Tony! Lo de ayer fue éxito, Zito apenas se ha cabreado conmigo.

Tony: Ya, pero tenemos que pensar como pagarle la deuda, sino nunca vamos a ser independientes.

Frankie: Ya lo sé, Tony. Pero es una deuda muy grande, con lo que saco en el puerto tardaría años en pagarle.

Tony: Pues algo hay que pensar.

Frankie: Colluzzio me llamó, tiene algo en mente, he quedado con él donde Mario.

Se montaron en el Emperor de Frankie y se dirigieron a Leftwood.

Una vez allí, se encontraron a Colluzzio acompañado por Joey Marinelli y algunos chavales más.

Al parecer, el pequeño Marinelli había conseguido mucho respeto en el barrio tras el asalto a la casa de los moteros, y se había hecho jefecillo de una pandilla del barrio.

Colluzzio: Frankie, Tony, ya conocéis a Joey Marinelli.

Tony: Sí, ¿Qué hacéis aquí tú y tus amigos?

Joey: Queríamos proponeros un trato.

Tony: ¿Y qué nos puedes proponer tú?

Entonces uno de los amigos de Joey, Arthur Andolini, tomó la palabra.

Andolini: Llevamos tiempo pasando coca para un negrata de Acter, pero ya nos hemos cansado pero nos trata como si fuéramos sus putas, nos la pasa muy cortada y a precio de oro. ¿Qué beneficio vamos a sacar entonces?

Tony volvió la mirada a Joey, - ¿Y este quién es?-, preguntó, -Uno de mis chicos respondió Joey, queriendo dejar claro quién era el jefe.

Tony: ¿Y a dónde quiere llegar tu chico?

Joey: Pues a que queremos trabajar para vosotros, sé que Frankie mueve todo el tema del puerto.

Tony: Mucho sabes tú.

Joey: ¿Es verdad o no?

Frankie: Sí te refieres a farlopa, me quedo con una parte pequeña, el resto se la doy a Zito. La parte que me quedo yo la vendo a camellos de Liberty.

Joey: Pues esa parte la podemos vender nosotros, es mejor que la mierda que nos pasa el negro.

Frankie: Me va bien así.

Joey: Me imagino, pero a veces hacemos con los coreanos y les compramos bolsos de imitación, ropa de imitación, productos falsificados en general, os daremos una parte de eso, y también de los golpes que demos.

Tony: Algo no me cuadra, ¿te sale a cuenta eso?

Joey: No sabes de clientes y dinero que hemos perdido con la mierda del negro, además es un precio muy bajo a pagar por dejar de ser sus putas.

Frankie y Tony se miraron y aceptaron.

Joey: Muy bien. Por cierto, ¿sabéis algo de mi hermano?

Tony: Ni lo he visto ni lo quiero ver, tu hermano me da asco.

Frankie: ¿Qué pasa? ¿No sabes nada de él?

Joey: Lleva unos días sin dar señales de vida.

Tony: Vale, si lo veo te lo digo. Y lo mismo estos dos.

Frankie y Colluzzio asintieron y Joey y sus amigos se marcharon.

Colluzzio: Bien, pues ya vamos siendo más.

Tony: ¿Esos niñatos? No son un gran refuerzo, espero que nos hagan ganar dinero.

Colluzzio: Y también Mangano y sus chicos, de eso quería hablarte Frankie, podrían echarte una mano en el puerto.

Frankie: Pues no me vendría mal, Zito me manda encargarme de su droga, pero no me manda gente suficiente para protegerla, luego pasa lo que pasa.

Tony: Ya, pero querrán cobrar, y si no saldamos la deuda con los Gambetti, no van a durar mucho con nosotros.

Colluzzio: No te preocupes por eso Tony, esos chicos están cansados de hacer recados para los mafiosos de la ciudad, con nosotros tienen mejores oportunidades.

Tony: Pues espero que tengas razón.

V[]

Pasaron dos semanas, en las que Tony fue desahuciado de su casa, pues el casero se presentó en la puerta junto a dos matones albaneses (pues sabía con quién trataba), lo que le persuadió para aceptar dejar el piso antes de tiempo. Pasó la primera noche durmiendo en su Stallion (el cual reparó al día siguiente), después, Frankie le dejó dormir en la caseta del puerto.

Entre tanto, la banda de Mangano realizaba su labor en el puerto y los chicos de Marinelli la suya en la calle.

Aunque en un principio Tony y Frankie eran reacios a emplear a la pandilla de Joey, resultaron ser muy eficaces, proporcionando mayor beneficio del que Frankie obtenía vendiendo a los traficantes de los clubes nocturnos.

Todo parecía ir bien en popa, salvo por la deuda con Zito, que aún parecía impagable. Tony y Frankie se encontraban discutiéndolo en la cafetería de Mario cuando Joey y uno de sus amigos entraron, a este último le habían dado una paliza.

Tony: ¿Qué coño os ha pasado?

Joey: Han sido unos matones de ese negro, Carter, no le ha gustado que pasáramos de él.

Tony: Pues le han zurrado bien.

Joey: Díselo,

Tony: ¿El qué?

Chico: Me han robado dos rocas y cuatrocientos pavos.

Tony: Pues vale, vete y recupéralo.

Joey: No podemos, son más que nosotros.

Tony: Y a mí que me cuentas. Pero recordad que nos tenéis que pagar.

Joey: Pero nos han robado, o sea es como si os robaran a vosotros.

Tony: No, os han robado, yo no me meto en peleas de niñatos.

Joey: Pero le dijimos que estábamos con vosotros.

Tony: No me cuentes historias.

Joey: Es verdad, dijo que se la sudabais, que estabais acabados. Que te lo diga él.

Chico: Eso dijo, justo antes de que sus negratas saltaran sobre mí. Y luego dijo: ¿dónde están tus jefes espagueti ahora?

Entonces Tony enfureció.

Tony: ¡Lo has oído Frankie, no nos respetan ni los putos negratas! ¡¿Por dónde cojones para ese Carter?!

Joey: Vive en el bloque de protección al final de Aspdin Drive, donde el parque de Acter. Suele estar por allí vacilando con su Coquette.

Tony: ¡Frankie, llama a Mangano! ¡Nos vamos a cargar a ese cabrón para enseñarle a esta ciudad que no se jode con nosotros!

Tony, Mangano y otro de sus chicos fueron al bloque de Carter en Acter, al llegar, se encontraron a cuatro tipos alrededor de un Coquette.

Tony: Deben ser esos.

Mangano: Pues vamos allá, aparca ahí y estate listo para salir.

Tony: Yo a por los dos de la derecha y tú a por los otros dos.

Se acercaron y Tony preguntó por Carter, quién respondió, quizás pensando que iban por droga, acto seguido Tony y Mangano sacaron sus armas y acabaron con los cuatro, que apenas tuvieron tiempo a reaccionar.

Los dos se disponían a correr hacia el coche cuando alguien gritó: -Se han cargado a Carter- , entonces una botella impacto a pocos metros de Tony y empezaron a llover todo tipo de objetos que algunos inquilinos del bloque lanzaban desde sus ventanas. Tony y Mangano avanzaban a duras penas cuando sonó un disparo, que impacto sobre el suelo a pocos centímetros de Tony, así que, siéndoles imposible avanzar hacia el coche, se refugiaron en el interior del coche de Carter, con la buena fortuna de que las llaves estaban en el contacto, así que arrancaron el coche en el momento justo, pues una marabunta de amigos del traficante se precipitó desde el portal hacia la calle. Tony y Mangano salieron huyendo de allí arrollando a algunos de ellos, el chico de Mangano hizo lo propio también.

Dejaron el coche en una nave abandonada del polígono industrial, pero al bajarse del coche, Tony se percató de que el maletero estaba abierto, y al mirar en su interior, como un regalo del cielo, ahí estaba: cocaína, crack, marihuana. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Había dado con la forma de saldar rápidamente la deuda con Zito.

CONTINUARÁ
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